La posguerra significó para Alemania un periodo histórico de gran turbulencia debido a la combinación de muchos factores: el peso abrumador de las sanciones y reparaciones de guerra impuestas por los tratados de Versalles, la pérdida de las colonias, una gran crisis económica y, sobre todo, la humillación y el resentimiento ocasionados por la derrota. El terrible peso que los tratados ejercieron sobre Alemania obligó a ésta a tomar el cauce de la reivindicación que le ofreció el movimiento nazi.
En 1919, los socialdemócratas convocaron a una asamblea constituyente y proclamaron el segundo Reich o República de Weimar. (El primer rey se había formado en 1870 al unificarse los principados germanos como nación bajo el control de Prusia y regidos por el kaiser).
El nuevo gobierno tuvo que luchar contra la oposición tanto de izquierda como de derecha. Adolfo Hitler intentó un golpe de Estado en 1923, por lo que fue enviado a la cárcel y allí escribió el famoso libro "Mein Kampf" (Mi lucha), que más adelante se convertiría en la primera nazi.
En sus inicios, Hitler trató de reunir el descontento de obreros, estudiantes pobres, antisemitas, ex combatientes, anticomunistas, industriales y, en general, grupos insatisfechos en busca de revancha. El discurso de Hitler fue en un principio como el del fascismo italiano, una cuestión de oportunismo sin ideología que lo avalara. Sólo importaban el impulso de la voluntad humana, del coraje viril, de la intuición. La bandera de Hitler no podía ser más popular: ofrece al pueblo alemán la reintegración del territorio y de sus colonias, la suspensión del pago de la deuda de guerra, y la reivindicación de Alemania a su derecho por decidir su proyecto económico, ya que se le había limitado su producción para impedir que volviera a armarse. Era, en suma, ignora por completo la imposición sufrida mediante los tratados de Versalles.
Hitler se propuso hacer frente al avance del comunismo en Alemania, su nacionalismo no llevó a ofrecer la purificación del origen racial ario mediante la expulsión de los extranjeros de Alemania y, mediante lo que se convirtió en la lacra más terrible del nazismo: el antisemitismo.
Todas estas promesas llevaron a Hitler al triunfo de las elecciones parlamentarias, se convirtió en el canciller del segundo Reich (1933) consiguió introducir una reforma constitucional que le confería el poder ejecutivo la facultad de dictar leyes. Alemania se dirigían hacia el totalitarismo y por tanto al nazismo, con Hitler führer (jefe, líder).
Hitler convirtió el partido obrero nacionalsocialista alemán en el instrumento de su dictadura y disolvió a todos los partidos. Pronto se manifestarían los descontentos: la burguesía liberal en contra del creciente poder de las milicias nazis, y las voces dentro del partido que pedían una revolución nacionalsocialista y menos poder a las fuerzas de las finanzas. Mediante una sangrienta depuración, el fúhrer líquido a la oposición y agudizó la centralización concentrando toda la autoridad.
Hitler destruyó los sindicatos y confiscó sus bienes, y controló la producción mediante una severa inspección a los propietarios. Obtuvo el dinero para la militarización alemana por medios de créditos obligatorios de bancos, de la industria y de las compañías de seguros, y mediante la suspensión de pagos de la deuda exterior.
Al quitarle al país la pesada carga que le habían puesto el tratado de Versalles, se alcanzó un gran desarrollo económico. Hitler reconstruyó el ejército, aumentó la marina y creo una importante fuerza aérea. Transformó a la Alemania vencida de 1918 en una conquistadora Alemania del tercer Reich de 1939.
La dictadura de Estado abarcó todos los campos. En Italia, se estimuló la natalidad, concediendo premios a las familias numerosas; más ciudadanos para trabajar en la grandeza de la nación y para morir por ella en la guerra. Dentro de la cultura, todos los libros y obras de artes que no concordaban con la ideología nazi eran destruidos en inmensas hubieras, y los medios de difusión (prensa, radio y cine) fueron controlados severamente.
La Gestapo, policía del estado, persiguió tiránicamente a cualquier elemento contrario a las ideas nazis, y en los campos de concentración se ejerció la violencia más brutal en contra de quienes se oponían al régimen. Esto fue particularmente enfático con los judíos, a quienes empezó por negarles la ciudadanía, y a prohibírseles el desarrollo de ciertas actividades que, en 1938, se decidió su liquidación total. En los campos de concentración se utilizó a los judíos en experimentos científicos.
En la educación se adoctrinó a los niños y a las llamadas juventudes hitlerianas dentro del "completo conocimiento de la necesidad y la naturaleza de la sangre". Se educó dentro de la intolerancia racial, y se enseñaba a glorificar al jefe, la duración hasta el fanatismo de la patria, la obediencia ciega y el fervor guerrero. Se buscó el alejamiento de las religiones cristianas, y se promovió un culto hacia la vieja mitología germana.
Después de creerse el eje Roma -Berlín, Alemania inició una campaña expansionista. En marzo de 1938 incorporó a Austria al tercer Reich y al año siguiente invadió Checoslovaquia. Con los tratados de Versalles había perdido parte de su territorio para formar el llamado "corredor polaco", con lo que Polonia había ganado una salida al mar. Para rectificar esto, Alemania decidió invadir Polonia en 1939, por lo cual se desencadenó la Segunda Guerra Mundial.